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Residencia Pío XI

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Miguel Álvarez de Cienfuegos

“Que a los funcionarios se nos critique por nuestro trabajo forma parte de la normalidad”

Miguel Álvarez de Cienfuegos es uno de los cuatro fiscales de la sección territorial de La Palma, en las islas Canarias. Aprobó la oposición en 2019, después de vivir el último año y medio en la residencia Pío XI. Allí encontró una red de apoyo que le hizo crecer, ganar confianza en el estudio y aprobar la oposición de judicatura, a la que llevaba dedicados muchos años. Nos cuenta que, sin duda, volvería a invertir el tiempo necesario para aprobar porque le apasiona su trabajo, especialmente todo lo referente a la rama del derecho penal. En La Palma ha encontrado su hogar, se ha casado y reconoce que está muy feliz y que da todos los días las gracias a Dios y a sus padres por poder ejercer su profesión.

¿En qué consiste tu trabajo actualmente como fiscal en La Palma? ¿Cómo es tu día a día?  

Mi trabajo como fiscal en la sección territorial de La Palma, que es un sitio un poquito pequeño, en concreto somos cuatro compañeros, es muy variado, hago de todo. Es lo bueno de vivir y trabajar en una fiscalía pequeña. Conozco temas civiles, por ejemplo, divorcios, guarda y custodias, también incapacidades de personas que necesitan medidas de apoyo. Participo en procedimientos civiles sobre filiación, impugnación y reconocimiento de la afiliación y también derechos relativos a la protección de los derechos fundamentales como el honor, la intimidad, etcétera. Y, por último, la rama penal, delitos leves, de diligencias previas o procedimiento abreviado, que se instruyan a través de un sumario, que se enjuicien ante la audiencia provincial e incluso he hecho un jurado. Lo bueno de trabajar en un sitio pequeño es que conozco y hago de todo a diferencia de otras fiscalías más grandes que a lo mejor te concretan más y solo te dedicas a ejecutorias.

¿Qué destacarías del trabajo fiscal?

Cuando apruebas judicatura puedes elegir ser juez o fiscal, y yo a la hora de elegir, elegí fiscal porque siempre me gustó el derecho penal. Esa atracción es una cuestión de gustos y de vocación.

Lo que más me gusta son todas las distintas fases de los procedimientos penales. Comenzar con la investigación de los delitos, participar con el juzgado en la instrucción, determinar las pruebas, etcétera. Y después, el momento cumbre del trabajo del fiscal es presentar el escrito de acusación cuando ya ves todo el material probatorio que existe, formulas tu escrito de acusación donde calificas los hechos, determinas los delitos y pides una pena para que se le imponga al acusado por haberse cometido el delito que tú dices que se ha cometido. Es una labor muy interesante. Lo más importante del procedimiento penal es exactamente de qué se te acusa. Y en eso, pues los fiscales tenemos la llave. A veces en exclusiva, a veces lo compartimos con la acusación particular o acusación popular, pero la mayoría de las veces de forma exclusiva y, por tanto, supone mucha responsabilidad. Y después, por supuesto, ir a juicio, defender verbalmente tus conclusiones, tu punto de vista, tu calificación y tu escrito de conclusión, pues eso lo haces verbalmente en el juicio oral. Y todo lo que es la fase posterior, de ejecución de las penas, velar porque se ejecuten como establece la sentencia.

Miguel Álvarez de Cienfuegos durante la entrevista hecha a través de videollamada

¿Hay algún caso que te haya marcado especialmente?

He tenido un juicio contra un director de una residencia de personas con discapacidad, se le acusaba por un delito contra la integridad moral. Ha sido muy interesante defender la integridad moral de estas personas con discapacidad. En esa residencia se realizaban una serie de comportamientos delictivos con los internos. Celebrar ese juicio fue muy impactante, muy triste, pero a la vez muy comprometido para mí. Fueron unos días muy intensos.

¿La vocación es la motivación principal para presentarse a una oposición como la de fiscal?

Yo creo que sí. Desde luego, el sueldo es importante, si lo comparas con otros funcionarios y trabajadores, no nos podemos quejar. Pero el que solo lo haga por el sueldo se equivoca porque aquí se trabaja. Y te tiene que gustar tu trabajo. Y a mí me gusta mucho mi trabajo y a la inmensa mayoría de los fiscales y de jueces que yo conozco les gusta su trabajo y lo disfrutamos. Hay que trabajar mucho. El camino de la oposición es muy duro, pero el que piense que el trabajo se acaba cuando aprueba, todo lo contrario, continúa y bien fuerte. Aquí hay mucho trabajo, pero para mí sí es gratificante, me gusta lo que hago y lo hago con mucho interés.

El camino de la oposición es duro, pero el que piense que el trabajo acaba cuando aprueba, se equivoca, todo lo contrario, continúa y bien fuerte.

¿Cómo se toma las críticas hacia los funcionarios públicos y en especial, a los de justicia?

Pues con normalidad y con naturalidad porque los funcionarios públicos estamos sujetos al escrutinio de todos los ciudadanos y que se nos critique por nuestro trabajo forma parte de la normalidad, y, por lo tanto, si la gente está en desacuerdo puede manifestarlo. Es cierto, en mi opinión, que muchas veces la gente no conoce el caso en concreto con todos los detalles. Entonces, sin perjuicio de que muchas veces pensemos que la gente está mal informada y critica sin saber el fondo del asunto, no tengo ningún problema con que se produzca la crítica. Yo lo acepto. Además, nuestro trabajo, lo que hacemos, tiene mucha trascendencia y es normal que el periodismo y los ciudadanos quieran controlarnos.

¿Cómo recuerdas los años de la oposición y en concreto, los que pasaste en la residencia Pío XI?

La oposición fue dura. Estuve varios años estudiando en mi casa en Málaga y, en parte, gracias a trasladarme a Madrid y cambiarme a la residencia Pío XI, pude aprobar. En Málaga no terminaba de dar con la tecla y en Madrid me cambió el chip. Cambió todo, los compañeros, cómo nos ayudábamos y cómo pasamos ese mal trago, porque la oposición es un mal trago, pero en la residencia Pío XI se pasa mucho mejor. Al final, la oposición, en mi caso, fue muy larga, pero se te olvida y lo empiezas a recordar como incluso algo simpático. Y desde luego, la etapa en la que estuve en la residencia Pio XI, la recuerdo con mucho cariño. Estuve muy bien atendido por todos los profesionales de la casa, limpieza, cocina, conserjería y, por supuesto, la dirección.

Miguel Álvarez de Cienfuegos durante su estancia en la residencia Pío XI

¿Sigues en contacto con los amigos que hiciste en la residencia?

Pues la verdad es que sí. Los amigos que uno hace en la residencia, como es una convivencia tan fuerte, tan intensa… Compartimos tantas horas estudiando y después el ocio, compartes tiempo en el gimnasio, en las comidas, pues desde luego se forja una amistad única. Conservo muy buenos amigos de la residencia; notarios, informáticos… e incluso tengo un amigo ahora mismo en la residencia que está preparando notaría y que estoy convencido de que es un crack y que va a poder con ello. Tenemos un grupo de WhatsApp activo con residentes y exresidentes. Desde luego, la residencia Pío XI forja amistades inolvidables.

La oposición es un mal trago, pero en la residencia Pío XI se pasa mucho mejor; nos ayudábamos entre compañeros y estuve muy bien atendido por todos los profesionales de la casa

¿Qué consejo le darías a los opositores que, como te pasó a ti, han suspendido en la última convocatoria alguna prueba que en otras anteriores habían pasado?

Mi consejo es que cuando suspendes un examen, nadie mejor que tú sabes si estás al nivel o no lo estás. Hay que hacer un juicio interno y ser sincero con uno mismo. Y si tú crees que estás al nivel, por supuestísimo, merece la pena mantenerse, persistir e insistir porque al final sale. Merece la pena estudiar un año más. Todos los días agradezco a Dios haberme dado esa fuerza y a mis padres también, que siempre estuvieron conmigo insistiendo porque también veían que podía aprobar. Y desde luego que a veces la estadística se pone en contra. Mi consejo es insistir, apostar el doble y seguir y en mi caso salió. Mi consejo es que si tú quieres ser juez o fiscal u otro funcionario público, que creas en ti mismo, que creas que lo vas a hacer. Y saldrá el siguiente año y si no, el siguiente, pero al final sale.

¿Cuánto influye el preparador que elijas para tener éxito en una oposición?

El preparador es muy importante, es fundamental. Es la persona que te va a oír los temas, el que va a evaluar tu nivel y va a acompañarte durante toda la oposición. También el preparador a veces se convierte en una especie de psicólogo y una persona en la que tienes que confiar. En mi caso, tuve buenos preparadores y todo funcionó. Es importante que tu preparador conozca el trabajo y qué mejor preparador de oposiciones de judicatura que un juez o fiscal, que conoce exactamente cuál es el valor de cada tema, de cada artículo y te va a saber guiar y orientar en la importancia de cada epígrafe.