Fernando Alio: «Llegar al máximo nivel profesional se consigue con mucha ambición y disciplina»
Fernando Alio lo tuvo claro desde pequeño, quería ser médico para ayudar a los demás. Siempre pensó que la mejor manera de ayudar era solucionando sus problemas de salud para que pudieran llevar una calidad de vida adecuada y superar sus dificultades. Fernando logró su sueño y estudió la carrera de medicina. Faltaba un último paso, superar el MIR. Hoy, Fernando Alio es médico residente en la especialidad de medicina de familia y comunitaria y medicina de urgencias en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
¿Por qué decidiste estudiar el MIR en la Residencia Pío XI perteneciente a la Fundación Pablo VI?
Principalmente vi la opción de vivir en una residencia como una oportunidad de estar en un ambiente que me incitase a seguir involucrado en el estudio, a no decaer, rodeado de gente que también opositaba y no en un apartamento que te puede aislar a nivel social. También me pareció una oportunidad para seguir compartiendo esos valores que siempre he tenido de fuerza, de voluntad y de perseverancia. Además, la residencia te aporta ese plus de coincidir en tus ratos de ocio con gente que tiene los mismos periodos de desconexión que tú y así poder hablar y dialogar de otros temas que no son la oposición.
Recomendaría la residencia Pío XI al 100% a todos aquellos aspirantes a vacantes MIR o a oposiciones porque creo que es la mejor manera de afrontar una etapa muy dura de la vida, apoyándose en gente que está en la misma situación que tú. También teniendo en cuenta que todo pasa. Lo bonito es el camino y no el final. Hay que disfrutar del camino y no obsesionarse con el objetivo, sino permanecer y aguantar cada día.
También es muy importante encontrar una buena escuela, academia o preparador ¿En qué hay que fijarse a la hora de elegirla?
El preparador o tutor nos va a dirigir y guiar en nuestro camino de la oposición. Tiene que ser una persona de nuestro mismo ámbito, que haya pasado por la misma situación que nosotros y que sepa entender nuestros altibajos, tanto emocionales como profesionales. Y también, saber que es una persona que tiene un prestigio profesional, que vamos a recibir la mejor formación por su parte. Que va a estar ahí apoyándonos en todo momento en el caso de que tengamos tentaciones de querer dejar la oposición o cambiar de camino.
¿Cómo viviste la preparación del MIR?
Tienes que ir mentalmente muy preparado porque son muchas horas de estudio, el aislamiento social es muy fuerte para poder llevar a cabo un objetivo profesional. Es difícil dejar de lado todas las tentaciones que tienes y centrarte en tu objetivo. El MIR es mentalización, fuerza de voluntad y perseverancia. Hay que hacer un sobreesfuerzo y no todo el mundo está a la altura de las circunstancias. Cuando opositas es porque quieres llegar a lo más alto, al máximo nivel profesional y eso se consigue con mucha ambición y mucha disciplina, cosas que hoy en día escasean en la sociedad.
¿Cómo se combaten los sentimientos negativos que pueden surgir en el día a día?
Lo importante es mantener una mentalidad fría y no dejarse llevar por las emociones. Todos nos podemos permitir días malos, pero lo importante es saber pasar página y focalizarte en el siguiente cante, en el siguiente simulacro o en el siguiente examen. Uno de los trucos para conseguirlo es intentar utilizar menos el móvil, limitándolo a ciertas horas del día para centrar la atención y no caer en la distracción constante. Y otra manera de sobrellevar las emociones negativas es haciendo deporte. El deporte es salud. El deporte nos ayuda a nivel científico a eliminar todas esas neurotoxinas que genera nuestro cerebro después de memorizar tanta información. Esa basura mental que nuestro cerebro genera después de estudiar tanto, la recicla durmiendo y descansando o haciendo deporte. A nivel neurofísico, se demuestra que activa una serie de hormonas y de neurotransmisores que favorecen a que luego el estudio sea más fácil y llevadero. Entonces, ya sea dopamina, serotonina o cualquier otra hormona, favorece a que en sus niveles equilibrados podamos estudiar mejor. Y los niveles equilibrados se sostienen durmiendo bien, haciendo unos buenos hábitos de estilo de vida, comiendo sano y sobre todo y lo más importante, tener vida social dentro de los límites que nos permite la oposición. Eso va a permitir que después, a la hora del estudio, estemos más centrados y nos olvidemos de las distracciones.
¿Por qué decidiste elegir la especialidad de medicina de familia y comunitaria y medicina de urgencias?
Porque creo que tiene bastante futuro. Es una especialidad muy demandada a nivel sociosanitario y es una de las especialidades fundamentales a la hora de descargar la carga asistencial que se vive hoy en día en los centros institucionales, tanto públicos como privados. A nivel sanitario es una especialidad que te permite abrirte a nuevos horizontes que no son solamente el ámbito hospitalario, sino también, desde la medicina familiar y comunitaria, te puedes especializar tanto en medicina deportiva como en medicina estética o en gerencia hospitalaria. La medicina familiar y comunitaria no tiene por qué significar quedarse en un centro de salud o en urgencias de un hospital.
Es una especialidad que conlleva mucho contacto con el paciente ¿qué habilidades hay que tener para tratar con los enfermos y sus familiares?
Creo que la principal habilidad que hay que tener para comunicarle a un paciente una noticia importante o para que comprenda un problema de salud es la paciencia, cosa que hoy en día cada vez hay menos. También tener unos buenos valores, educación y respeto.
¿Cómo es ese momento en el que se aprueba un examen para el que llevas tanto tiempo estudiando?
Es un momento feliz pero que conlleva un nuevo reto, el de elegir una especialidad que, lo normal, es que sea para el resto de tu vida. Yo tenía muy clara la especialidad desde el principio y lo que hice fue ir a los hospitales que me gustaban para hacer la residencia e informarme, preguntar en los servicios, en los departamentos en los que estaba interesado, conocer el personal con el que iba trabajar y ver si me agradaban o si eran un punto de inflexión para no elegir ese hospital.