“El examen del MIR te enseña lo que eres capaz de hacer, tu capacidad de superación y de poner tu objetivo por delante de muchas cosas””
Las pruebas para acceder a una de las 11.607 plazas de Formación Sanitaria Especializada se celebran el próximo 20 de enero. Se presentan 30.064 personas en toda España. La mayoría son estudiantes de medicina que deciden su futuro profesional eligiendo la especialidad que más les gusta…si se lo permite la nota que saquen en el examen MIR.
Sara Manso es médico interno residente en pediatría y Pedro Alados, en cardiología. Hace un año, los dos estaban a punto de examinarse del MIR para elegir especialidad. Llevaban meses estudiando y eran compañeros, junto a otros 22 jóvenes, en las residencias Pío XI y León XIII de la Fundación Pablo VI. Recuerdan que, aquellos últimos días de estudio, pasaron muchos nervios y ansiedad ante la proximidad de la prueba. Los dos intentaron seguir una serie de pautas para sobrellevar la tensión e intentar controlar la situación. A Pedro le funcionó tener una disciplina muy estricta, sin cambiar lo que había sido su rutina hasta el momento. “Estudiar las horas que tenía que estudiar, descansar y comer en los tiempos establecidos y hacer deporte. Aunque fuera media hora me bajaba al gimnasio para despejarme, era muy importante para mí”, explica. Sara aconseja no obsesionarse con el estudio porque los últimos días es difícil repasarlo todo. “Si no puedes estudiar, es mejor levantarse de la silla y despejarte porque una hora más de estudio no marca la diferencia en el examen, pero ir tranquila, sí”, asegura. Los dos tienen claro que, una de las cuestiones que más les ayudó a controlar los nervios, fue compartir su experiencia con el resto de los opositores con los que convivían en la Pío XI y León XIII. “La residencia me hizo sentirme acompañada. En el día a día, me ayudó bastante saber que todos estábamos en la misma situación”, recuerda Sara. “Los ratos de descanso los utilizaba para evadirme, hablar con mis compañeros… había muy buen ambiente”, añade.
Pedro también cree que ayuda llegar más preparado al MIR el hacer a conciencia los exámenes simulacros porque así te vas familiarizando con el sistema y al llegar a la prueba te das cuenta de que “no es nada distinto”.
Los dos recuerdan la prueba del MIR de manera muy distinta. A Pedro se le pasó volando y salió pensando que “en un chispazo de tiempo te cambia la vida”. A Sara se le hizo más largo. “Estaba muy nerviosa. Además, la última media hora me desconcentré porque había mucho ruido en la calle de los compañeros que habían terminado antes porque en mi aula empezamos tarde”.
Al margen de cómo salga el examen, los dos aconsejan tomarse con calma el tiempo que hay entre la realización de la prueba y la elección de plaza. Es normal darle vueltas a la cabeza, pero, para Sara, “lo mejor es tomarse unos días de relax e intentar olvidarse un poco del tema MIR”. A pesar de las dificultades, los desvelos y el estrés, tanto Sara como Pedro coinciden en que el esfuerzo valió la pena. Los dos están muy contentos con la plaza y la especialidad que eligieron. Además, creen que estudiar para el MIR es, de por sí, valioso. “Te enseña lo que eres capaz de hacer, tu capacidad de superación y de poner tu objetivo por delante de muchas cosas”. Este año, 17 estudiantes de los que se presentarán a las plazas de de Formación Sanitaria Especializada viven en las residencias Pío XI, León XIII y San Alberto Magno.